“La casa es preciosa, porque es del siglo XVIII y el dueño ha mantenido todo su sabor. Las vistas desde el jardín son magníficas. Por la tarde hay que quedarse a ver las puestas del sol. La piscina es muy grande y está limpísima. Josecho, el dueño, es un amabilísimo anfitrión, dispuesto a solucionar cualquier contratiempo. Resumiendo: unas vacaciones inolvidables que esperamos repetir.”
“La casa es preciosa, porque es del siglo XVIII y el dueño ha mantenido todo su sabor. Las vistas desde el jardín son magníficas. Por la tarde hay que quedarse a ver las puestas del sol. La piscina es muy grande y está limpísima. Josecho, el dueño, es un amabilísimo anfitrión, dispuesto a solucionar cualquier contratiempo. Resumiendo: unas vacaciones inolvidables que esperamos repetir.”
Elena C.