Me hospedé en un hotel modesto justo frente al sitio arqueológico de Giza, con una vista directa a las pirámides y la Esfinge. La ubicación es simplemente inmejorable: desde la terraza del hotel se puede disfrutar de una experiencia visual surrealista, especialmente al amanecer o durante el espectáculo nocturno de luces. Esa vista por sí sola opaca cualquier incomodidad del lugar.
El hotel en sí es sencillo, ubicado en una zona humilde y muy concurrida, habitada por locales que viven del comercio y el turismo. Si bien las instalaciones no son de lujo, el trato del personal fue siempre cordial y muy ameno. Como detalle adicional, ofrecen traslado gratuito desde el aeropuerto si la estadía es de dos noches o más, y también incluyen desayuno.
Un punto a tener en cuenta es la presencia constante de comerciantes en los alrededores, que pueden resultar insistentes para algunos visitantes. Es parte del ambiente local: vendedores ofreciendo pañuelos, tours guiados, paseos en camello, entre otros. Mi recomendación es mantener la calma, sonreír y tener claro qué deseas y qué no.
En resumen, si estás buscando lujo, este no es tu hotel. Pero si lo que quieres es una experiencia auténtica, con una vista impresionante y una conexión directa con la historia, este lugar es un excelente punto de partida.