El hotel es hermoso, moderno por dentro y tradicional por fuera. Ubicado en muy buen sector, céntrico y hermoso (es al lado de la catedral), llegas a todas partes a pie. A habitación es amplia y muy bonita, con baño privado, todo muy limpio. La chica de la recepción muy amable, nos resguardaron el equipaje hasta que nos tocó la hora del check in. A pesar de estar entre restaurantes, en la noche es muy tranquilo, nada ruidoso. Es bastante seguro y está cerca parada de tranvía. Lo recomiendo y volvería feliz! Lo único a tener en cuenta es que no tiene ascensor.