Tal vez sería ésta la manera de resumir lo que significa la estancia en un lugar atrapado por la diosa Fortuna. Quizás por ésta razón, ¡hasta los tréboles de cuatro hojas crecen a discreción en su acogedor suelo!.
El molino de Matazorita es el resultado de sus gentes: Juan, Enedina y su familia. Para nuestra familia KuanUm!, fue un privilegio poder compartir con ellos su espacio, su historia, su pasado, su tradición y lo que es más importante, la dedicación y cariño que regalan a los visitantes de una manera extraordinariamente natural.
A la alegría de Enedina se une, como si se tratara de un “tandem” inseparable, la bondad y sabiduría de Juan, lo que da como resultado una estancia que difícilmente puede olvidarse. Lástima que no pudiéramos permanecer más días por razones de trabajo y así haber podido disfrutar otros buenos momentos a su lado.
La excursión en busca de las luciérnagas resultó de una magia muy especial que pudimos compartir con ellos bajo las estrellas.
Enedina, Juan, Sonia y Gael, estad seguros de que os llevamos prendidos en el corazón.