Hemos estado alojados un fin de semana de Agosto, y ha sido perfecto. La casa excepcional y el pueblo encantador y tranquilo, así que todo unido hace que el alojamiento haya sido único. La casa es una casa centenaria decorada con gran gusto, que hace que tenga mucho encanto. La situación hace que puedas explorar Pamplona y sus alrededores, y los anfitriones, tanto María Jesús, como su marido, son encantadores. Te facilitan la estancia y te dan pautas de la zona. La estancia se nos hizo muy corta. Sin duda volveremos!!!!!