La experiencia ha sido desbordante, una experiencia de reencuentro en pareja en un lugar delicioso con vistas a la desembocadura del río Sado.
Los despertares en el silencio sólo roto algunas mañanas por lor trinos de los pájaros, prepararse el desayuno en mesita bajo la pérgola y charlar, estar en silencio, sentir el fresco del aire limpio, hacer pereza, linda desidia y el esfuerzo recompensado más tarde de bajar a Setúbal, pasear las calles de su mercado, disfrutar con todos los sentidos de sus verdura, frutas y pescados de todo tipo, y lo más duro de todo : decidir qué comprar para la cenita a la suave luz de la farola con la copita de vinho verde, preparar las almejas, el pez espada, los berberechos ...en esa impoluta cocina, con todos los elementos necesarios para su preparación, dispuestos con todo mimo, para luego tapaditos con una manta en la tumbona practicar el visionado de las estrellas luciendo en todo su esplendor en un silencio gozoso, que no requería adivinar el estado de ánimo de ninguno de los dos, ha sido una experiencia más recomendable para reencontrarse sin presiones en un espacio de ensueño!!!