Ixtapa me encantó, pero mi estancia en este hotel resultó una experiencia mixta.
Al llegar a recepción, la actitud de la señorita que me atendió no fue la más cordial. Al pedirle que me explicara nuevamente qué incluía mi paquete “todo incluido”, mostró molestia y me indicó que únicamente tenía acceso al buffet y a un restaurante durante mis tres noches de estancia. He visitado otros hoteles con el mismo concepto en Punta Mita y Los Cabos donde la información es clara desde el inicio, por lo que esta respuesta me sorprendió.
Debido a la falta de claridad, terminé desayunando prácticamente lo mismo todos los días (chilaquiles) y comprando comida fuera del hotel. No fue sino hasta el tercer día que pregunté a la encargada de las reservaciones de restaurantes, quien me aclaró que sí podía comer en el snack bar. Sin embargo, al acudir, la señora que atendía ahí se mostró grosera y, además, la calidad de los alimentos dejó mucho que desear.
Molesto por la situación, incluso le comenté a mi pareja que no regresaría a este hotel. Afortunadamente, por la noche teníamos reservación en el restaurante italiano—al cual casi no acudimos pensando que sería otra decepción. Para nuestra sorpresa, el señor Alejandro y el joven Alfredo nos dieron un trato excepcional, nos hicieron sentir realmente bien y lograron que pasáramos una velada muy agradable. La comida en el restaurante italiano fue exquisita.
Gracias a ellos, y solo por su atención, consideraría regresar a Barceló.
